Se trata de molestia que aparece entre la parte baja de las costillas, abdomen y espalda, sobre todo en personas con mala condición física que hacen ejercicio o esfuerzos considerables, y aunque es un problema que no genera mayor complicación, ocasiona la suspensión momentánea de la actividad que se realiza.
Toda persona que inicie o retome la práctica regular de algún deporte tiene razones más que justificadas para tener una sonrisa “de oreja a oreja”, ya que se encuentra en el camino correcto para obtener numerosos beneficios en su vida: tendrá adecuado control de su peso corporal, reducirá el riesgo de sufrir padecimientos circulatorios, manejará adecuadamente su estrés, hará nuevas amistades, mejorará su apariencia y autoestima, y hasta se entusiasmará por cambiar de rutina y estrenar accesorios o ropa diseñados para llevar a cabo su actividad física.
Sin embargo, tanta felicidad debe tomarse con cierta moderación para evitar resultados contraproducentes, pues es relativamente común que la inexperiencia lleve a un deportista novato a cometer esfuerzos excesivos e innecesarios que se relacionan con dolor muscular o articular, fatiga, deshidratación y otras molestias que llegan a generar desánimo y hasta temor para continuar con el ejercicio.
Entre estas últimas podemos considerar al dolor de caballo, el cual se presenta en la parte inferior de los pulmones y, cuando es muy intenso, ocasiona gran nerviosismo porque se confunde con lesiones musculares en hombros o espalda e, incluso, con angina de pecho (falla parcial en el suministro de sangre al músculo cardiaco). Sin embargo, hay que destacar que se trata de un problema leve que no tiene por qué causar alarma y el cual puede evitarse mediante atenciones adecuadas.
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